Las soft skills o habilidades blandas son competencias clave en el desarrollo profesional de los docentes.
Estas habilidades, a diferencia de las técnicas, están relacionadas con la gestión emocional, las relaciones interpersonales, la toma de decisiones y la adaptación a diversos contextos.
En un entorno educativo cada vez más dinámico y diverso, contar con un conjunto sólido de soft skills permite a los docentes no solo mejorar su propio desempeño, sino también crear entornos de aprendizaje más colaborativos, inclusivos y efectivos.